En verano los guisos cambian, tomamos platos más ligeros sin renunciar al sabor. En esta receta con una lubina conseguimos dos elaboraciones que se complementan en el plato, potenciándose, diferentes texturas que surgen del mismo pescado. He usado una lubina para realizar dos platos, os enseñaré las dos presentaciones que he realizado, una redonda y otra cuadrada, depende del molde que tengaís y como os guste más.
Ingredientes:
- Una lubina, al limpiarla la carne pesaba 225gr
- Nata, 50ml
- Un huevo
- Medio vaso de vino Fino o vino blanco
- Un vaso de agua
- Una cebolla, dos dientes de ajo y dos tomates
- Laurel
Elaboración de la sopa de lubina:
Ponemos un fondo de aceite en el que añadimos dos dientes de ajos, que previamente estrujamos con el cuchillo. Cortamos la cebolla y añadimos. Incorporamos el laurel y los tomates cortados, cuando veamos la cebolla pochada. Dejamos unos diez minutos o hasta que veamos las verduras pochadas.
Unimos las espinas y la cabeza de la lubina a las verduras, ponemos el agua y el vino, y dejamos reducir. Durante unos cuarenta minutos se va reduciendo el caldo, mientras toma consistencia. Colamos y reservamos.
Elaboración del pastel de lubina:
Limpiamos la lubina, ya hemos comentado que las espinas y la cabeza irán al caldo. Batimos el huevo con la nata, añadimos la carne del pescado limpia de espinas y de piel, mezclamos y batimos. Ponemos la masa en los moldes y horneamos, con un chorito de aceite por encima. Horneamos durante unos 30 minutos a 180 grados, si nos gusta que quede dorado, reducimos el tiempo y subimos los grados, comprobamos con un pincho metálico que esté cocinado por dentro.
Ponemos los moldes del pastel de lubina en el plato y añadimos la sopa caliente en el momento de tomarlo, picamos perejil fresco que le aportará sabor y color. Es uno de los platos del verano fácil de realizar, que podemos tenerlo cocinado desde un día antes y que sorprenderá como primer plato en cualquier cena que preparemos.
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