En estos días en casa hacer pan tiene mucho sentido, por un lado conseguimos pan recién hecho sin salir de casa, y por otro, al menos a mi me relaja...
Ingrediente
- 250 g de harina de trigo
- 250g de harina de fuerza
- 10g de sal
- Una cucharada de miel
- 340g de agua tibia
- 2g de levadura seca, con el confinamiento no tenia levadura fresca, así que he usado esta y me ha ido bien.
- Aportar más harina para todo el proceso.
La primera parte la hago con ayuda de la amasadora, aunque perfectamente se puede hacer a mano. Pongo los ingredientes como en un volcán formado por la harina y el agua y el resto de los ingredientes en el centro, se va mezclando. La sal la dejamos para unirla cuando ya tengamos todo mezclado. Cuando todo sea homogéneo lo pongo en la mesa, aún se pega a las manos, así que poco a poco la voy amasando y aportando harina.
Hago una bola y la dejo fermentar tapada en el frigorifico unas 10 horas. Yo hago lo siguiente, la hago por la mañana, durante el día lo dejo en la nevara y por la noche lo saco y lo pongo en la parte más fría de la cocina. Por lo que en la segunda parte, la dejo fermentar unas 8 horas a temperatura ambiente. Luego lo voy doblando para quitar parte del aire, con mucho cuidado, la divido en dos y lo dejo fermentar en el recipiente en el que irá al horno. Yo le doy forma alargada, una la hice para el desayuno y otra al medio día.
La introduzco en el horno precalentado a 250 grados, con un cuenco con agua abajo, para conseguir calor húmedo, durante 20 minutos, luego quito el agua y lo dejo 25 minutos más a 180 grados.
Lo saco y dejo que se enfrie un poco sobre una rejilla.
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